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Mentiras y egoismo sintomas de inmadurez que hoy se consideran hasta positivos |
Hoy un buen amigo me ha compartido el artículo que dejo al final de estas líneas, y creo que hay que seguir sus pasos y poner en valor la falta de formas que hoy en día damos como normal.
Aunque en el artículo se centra en las
relaciones amorosas, creo que es aplicable a muchos más ámbitos de la vida.
La frustración y el control de la misma hoy es algo prácticamente inexistente. Partiendo de una
sociedad "egocentrista" en la que el éxito es la meta, todo lo que no sea alcanzar esas metas exitosas impuestas por la sociedad, se traducen en frustración y por lo tanto, al no saber gestionarla, en mal humor, mentiras, envidia, odio, etc.
La cultura del "YOYO" y esa obsesión que tenemos hoy de hablar sólo de lo que nos gusta y apetece. Empezamos las frases con el "YO, tal cosa", "Es que YO", "YO quiero", "YO pienso", yo, yo, yo. Ha sido tal auge, que sumado a la falta de educación, ya no nombramos un grupo poniéndonos los últimos, es decir: "Fuimos, mi hermano, mi tía y yo" suno decimos "Fuimos YO, mi hermano y mi tía", siempre es YO, lo que me apetece a MÍ, y no más allá de mis narices u hombligo.
Es importante volver a
retomar conceptos hoy menospreciados, como el respeto, el deber o el honor. Aspectos que hacen que una persona tenga valor y no sea simplemente un eslabón más del sistema consumista.
Lo importante de este mundo, no es lo que tienes, ni dónde estás, es simplemente los momentos que compartes con los demás, eso es lo que realmente tiene valor. Una persona llena de buenos momentos compartidos, es una persona exitosa y rica. Eso no se gana ni con dinero, ni con el Iphone11, ni con un viaje, porque podrás llegar al final del mundo, que si no tienes con quién compartirlo, entonces, te darás cuenta que de poco te ha servido.
Es rara la boda en la que no se lee, la
Primera Carta a Los Corintios de San Pablo:
"Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe. Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada. Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada." Qué pena que se lea y que nadie le preste atención. Vemos familias desestructuradas, menores "Pelota" que botan de fin de semana en fin de semana del padre a la madre, agresores/as que atacan a sus parejas, porque se han separado o se quieren separar, o por celos, o por tantos gestos de inmadurez, egoismo y de falta de control de la frustración.
De este mundo, no nos llevamos nada que se compre, pero sí dejaremos un recuerdo en el corazón de quienes nos acompañaron, ahora toca decidir, qué recuerdo queremos dejar.
- unpsicoanalista.com/reflexiones/las-mentiras/
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